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Argentina jugó su primer partido con tres estrellas sobre su escudo, contra Panamá. Y lo hizo en un marco de festividad absoluta: el Monumental de River Plate estuvo repleto y los campeones del mundo jugaron como si fuera una auténtica exhibición.

Si bien el conjunto centroamericano ejerció resistencia en el primer tiempo, a la legua se notaba que los argentinos querían jugar para divertir a su público. Las diferencias en el marcador se cristalizaron en la parte final del encuentro.

Lionel Messi es feliz con su selección, mientras que en París Saint-Germain es objeto de críticas y abucheos. Después de tantos años de esfuerzo y compromiso, logró aquello que tanto deseaba: ser amado por su pueblo como una deidad.

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